
Caso 1.-
Día entre semana, en el que desperté preguntándome el por qué de mi vida, por qué las cosas eran como eran, por qué a mi? Por qué yo? (casi SPM) pero no, en realidad me sentía tan mal conmigo misma, en esa relación, sin entender hacia donde iba y cómo podría dirigirla mejor. Eran como las 11 de la mañana cuando de plano la mente me hizo detener labores, tomar un directorio y buscar en la sección amarilla “Psicólogas” si, quería que fuera mujer, y que de pasadita me quedara por el rumbo, pues encontré una, y acto seguido le digo a mi compañero de trabajo:
-ahorita vengo.
-a dónde vas?
-no preguntes, si preguntan por mi, diles que tuve que salir.
Camino hacia mi auto, y cuando llego a el, mi compañero me viene siguiendo preocupado por saber a dónde iba, le dije, no te voy a decir, adiós!
Llegué al consultorio, estaba solo, detrás de la puerta se escuchaba a dos personas hablar, no quise interrumpir, me acercaba hacia la puerta cuando fui descubierta gracias a que sonó mi celular, era mi compañero preocupado por mi, preguntándome dónde estaba, le dije, déjame en paz! Estoy ocupada, a lo cual me responde, si estas cerca del Oxxo tráeme unos doritos :-S
En eso sale la psicóloga, pregunta qué se me ofrece? Y le pido informes, en qué consiste, cada cuánto tiempo y en cuánto sale el chistecito…
Me dice, son terapias con el método (no se cuál, mi mente lo bloqueó) el tiempo lo dictarás tu misma una vez diagnosticada, depende de ti, quizás una o dos veces por semana, sesiones de una hora, el costo es 400 pesos la hora…
En eso le di las gracias y le dije que llamaría para hacer una cita….
Salí de ese lugar feliz, sonriendo y diciéndome a mi misma, Milagro! Milagro! Estoy curada! Ya me siento mejor!!, compré los doritos de mi compañero y al llegar a la oficina los disfrutamos los dos, él entre risas me decía cuando le conté sobre mi curación, pero si tu no estas loca friendsita!! Pues no! No estoy loca para pagar semejante cantidad dos veces a la semana por tiempo indefinido! Que la mantenga el gobierno!!
No pagaré ni un centavo porque me escuchen y me digan que la solución la tengo yo…Desde ese día aprendí a mandar por un tubo a las personas que no me merecen y quererme más a mi misma antes que nada…
Y como moraleja del cuento:
A veces el ser codo sirve de algo (si no, pregúntenle a los magnates regios)